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19.Nov.2013 / 11:08 am / Haga un comentario

 

Un triángulo de voluntades conforman la fortaleza de Nicolás…Un triángulo del que formamos parte a mucha honra. El triángulo de la razón amorosa, afirma Gipsy Gastello en esta reflexión

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Caracas, 19 de noviembre de 2013.- La burguesía parasitaria lo menospreció. Juraban que sin Chávez tenían el campo libre hacia Miraflores. Pensaban que volverían a engullirse al pueblo en sus fauces, como tanto lo hicieron durante el siglo pasado. Creyeron que luego de aprender a hablar por sí mismo, el pueblo callaría, sumiso y conforme.

Pero se dieron de cabeza contra ese paredón de la Revolución Bolivariana. ¿Cómo borrar del mapa el camino recorrido? ¿Cómo desaprender lo que Hugo Chávez nos enseñó?

Y ahí está la fuerza de Nicolás. Un pueblo unido entre la esperanza de un horizonte dibujado, la tristeza de la pérdida física del líder más grande de Nuestramérica y la responsabilidad asumida de defender al precio que sea su legado.

En medio de la guerra económica declarada desde el norte y perpetuada por el parásito de Miranda y sus secuaces, Nicolás está demostrando que cuarenta años de formación política y veinte años al lado del Comandante Eterno no fueron en vano. Su entereza espiritual, su latente humanismo y su innegable valentía, enaltecen a un pueblo dispuesto a trabajar cada día con más ganas para alcanzar la independencia definitiva por la que Bolívar y Chávez entregaron sus vidas.

El ajuste de precios en las grandes cadenas comerciales fue apenas un gesto. Lo siento como un: «mucho cuidadito, no se sigan comiendo la luz». Aquel sábado en la noche, cuando mostraron en cadena nacional la vulgar ganancia de una gran tienda de electrodomésticos, viajé durante un segundo al 7 de abril de 2002, cuando en ese histórico Aló Presidente, Hugo Chávez hizo justicia al recuperar PDVSA luego de haber estado secuestrada por una mal llamada “meritocracia”. Ese gesto de coraje lo volví a ver en Nicolás, un hombre de Chávez dispuesto también a entregar su vida en defensa del pueblo venezolano.

Nicolás es pueblo y, por lo tanto, está rodeado de pueblo. Nicolás recorre el país y despliega a su equipo de trabajo en pleno para estar hombro a hombro con las comunidades. Nicolás trabaja de lunes a lunes, desde la mañana hasta la madrugada, sin descanso y con amor, mucho amor. Uno lo ve un sábado a las 10 de la noche reunido con los comuneros y las comuneras en el Salón Ayacucho, con esa sonrisa inmensa que siempre ha tenido, alegre como acostumbra, de buen ánimo y llevando con orgullo el testigo que el Comandante Eterno le entregó el 8 de diciembre del 2012, cuando nos pidió unidad y lealtad absoluta hacia su hijo Nicolás.

Es un triángulo de voluntades el que conforma la fortaleza de Nicolás: un pueblo leal y unido, un equipo de trabajo incansable y su fuerza espiritual capaz de llevarlo a superar hasta los obstáculos más difíciles. Un triángulo del que formo parte a mucha honra. El triángulo de la razón amorosa.

Gipsy Gastello / literatureleando.blogspot.com
 

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