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Por Carolus Wimmer
El combate emprendido por la Revolución para neutralizar la guerra económica que la burguesía adelantó en contra de las y los trabajadores venezolanos es reseñado por la prensa imperialista como “populismo electorero”, “medidas dictatoriales”, “presiones al libre comercio y a la industria”. La venta a precios justos es tildada “de saqueo”.
En la doble moral de los medios imperialistas, un Gobierno soberano que decida hacer cumplir las ley para evitar que el empresariado apátrida continúe robando al pueblo, está “equivocado”.
De esa manera es lógico entender por qué a la prensa internacional le parece bien que se apliquen en Europa “los rescates” del Fondo Monetario Internacional, que dejan a los ciudadanos sin seguridad social, sin alimentos, sin escuelas, sin hospitales.
Mientras que si en una nación que se encamina al socialismo, el Estado interviene para proteger la salud, la vivienda, la educación, el salario de la gente, es tratado como “autoritarismo”.
Con la aprobación de la ley habilitante en primera discusión en la Asamblea Nacional, las y los diputados que representan a las clases populares hicieron lo que tenían que hacer: respetar la voluntad de las mayorías y concederle al presidente Nicolás Maduro la herramienta necesaria para combatir la usura, la especulación, la corrupción, el acaparamiento y todos los ilícitos en los que ha incurrido la burguesía importadora para destruir nuestra economía.
La Habilitante permitirá que Gobierno, junto a las FANB y el pueblo organizado, puedan obtener la victoria que nos seguirá garantizando la justicia social en tiempos venideros.
Y eso terminará reconociéndolo la canalla mediática imperialista cuando transcurran décadas y décadas y la Revolución Bolivariana, Socialista y Chavista, continúe en pie.