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12.Sep.2013 / 09:38 am / Haga un comentario

No tengo motivos para dudar de la denuncia que hizo el general Miguel Rodríguez Torres, ministro del Interior y funcionario con experiencia en investigaciones políticas, financieras y de alta seguridad de Estado

EL ESPEJO | JOSÉ VICENTE RANGEL

 

José Vicente Rangel

 

No tengo motivos para dudar de la denuncia que hizo el general Miguel Rodríguez Torres, ministro del Interior y funcionario con experiencia en investigaciones políticas, financieras y de alta seguridad de Estado. Me consta su capacidad profesional. Y en el caso de lo que informó al país hay un dato adicional que cabe destacar. Me refiero al material sobre el plan para asesinar al presidente de la República, Nicolás Maduro, y al presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, del cual había indicios y versiones basados en información suministrada por organismos de inteligencia de Colombia. Aquí se comenzó a trabajar el caso, y luego se profundizó con el aporte de organismos colombianos de seguridad. Cuestión que debe quedar clara, ya que tiene que ver con la respuesta de Santos a la solicitud que Maduro le hiciera en la reunión de Puerto Ayacucho. En esa ocasión, el mandatario venezolano le entregó al colombiano un expediente con datos de los movimientos, logística y propósitos de la conjura que se gestaba. Santos se comprometió a dos cosas: a procesar el referido material y, luego, a actuar de inmediato si éste estaba bien fundamentado. Es esta la razón por la cual el ministro del Interior se trasladó a Bogotá para reunirse con altos funcionarios colombianos, chequear el resultado de las investigaciones in situ, en el país vecino, y arribar a las conclusiones que confirmaron la existencia de un plan en proceso de ejecución gestado en territorio colombiano con participación de elementos vinculados al delito que suelen utilizar en Colombia para eliminar adversarios.

2 Si esa es la situación, es decir, si no se trata de algo forjado por el Gobierno venezolano, sino de hechos que no dan pie a la duda en cuanto a su preparación, ¿por qué cuestionar la denuncia? ¿Por simple prurito oposicionista? En la mentalidad de algunos que siempre le atribuyen lo malo que sucede al Gobierno, o dudan de cuanto éste afirma, podría ser esa la reacción. Pero hay otra que no tiene ese origen. ¿Cuál? La complicidad. La determinación a participar en aventuras. Del signo que sea. Sin importar principios, ética, responsabilidad ciudadana, sentido de patria. Ante la sola posibilidad de que pudiera darse un magnicidio en Venezuela con las características del que fue denunciado -y debido a que la información la trabajó otro gobierno-, lo que haría cualquier oposición responsable sería condenar el hecho o, al menos, solicitar una investigación. Sin embargo, para la macabra oposición venezolana la respuesta es la burla; el desprecio absoluto por la información. E, incluso, algo peor: lo que dijo el ex candidato presidencial derrotado el 14-A: que a lo mejor los hechos denunciados podían ocurrir como consecuencia del «enfrentamiento» -otro invento de la oposición- entre Maduro y Cabello. En otras palabras, que con su proverbial irresponsabilidad, el personaje justifica la posibilidad de un crimen de tal naturaleza. ¿Empezamos a vivir la hora de los asesinos?

La actitud de la oposición ante la posibilidad del crimen remite en este caso a la prueba plena, es decir, para creer en la denuncia hay que mostrar el cadáver. Por un lado por la brutal insensibilidad, tanto política como humana, que demuestra, y por otro, porque revela una evidente vinculación con el delito. Callar, festejar, manipular, no recabar información para opinar con propiedad, confirma que la oposición venezolana -en la que ahora no establezco diferencias, debido a su unánime desprecio por la denuncia- transita senderos que, fatalmente, conducen al abismo. ¿No habrá en su seno voces dignas, con sentido común, que se deslinden de los asesinos, tanto de los potenciales autores materiales como de los intelectuales? ¿Acaso habrá que encarar el sórdido tiempo de los criminales -como sea y con lo que sea- recurriendo a medidas extremas?

 

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