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Columna de Farruco Sesto
Comienzo esta nota con ese alerta que aquí reitero: el fascismo es una contrarrevolución.
Hemos oído hablar mucho del fascismo en estos días. Hemos leído también una cantidad importante de ensayos y artículos de opinión sobre el tema. Pero no me parece que ese aspecto se haya explicitado de manera correcta. Y hay que decirlo y volverlo a decir hasta que se nos grabe en la conciencia y se nos disparen las alarmas.
El fascismo es una contrarrevolución.
La historia lo demuestra. Véanse si no, los casos ya clásicos de Alemania, de Italia, de España. También Chile en la versión de Nuestramérica. En esos países hubo una contrarrevolución totalmente exitosa. Lo que parecía imposible sucedió: los fascistas lograron imponerse en aquellos grandes escenarios donde las organizaciones de trabajadores y los partidos de izquierda parecían tener mucha fuerza, casi como para dar paso a una revolución verdadera.
¿Y qué pasó?
Hay que recordar que al principio los movimientos fascistas daban hasta risa, de tan ridículos que parecían. Y es que lo eran. Pero también eran una opción del capitalismo para enfrentar la revolución que se anunciaba. Una opción que apeló a lo más turbio de la psicología colectiva de grandes sectores de la pequeña burguesía.
Tal vez ahora nos parecen ridículos estos personajes que actúan en la Venezuela de hoy. Pero no hay que confiarse. Son una fuerza contrarrevolucionaria dispuesta a llevarse en los cachos el proceso bolivariano. Su ridiculez no es cosa de risa.
Pues, ¿saben?, son asesinos fanáticos, unos criminales disfrazados de gente, y carecen de cualquier impedimento moral. Su racismo, su soberbia, su sentido de superioridad, su desprecio por los trabajadores y, en general, por los humildes, su anticomunismo, su antisocialismo, carecen de traba alguna. Irán creciendo con el apoyo mediático, con el visto bueno de la gran burguesía y el poder financiero, y con la anuencia de algunos intelectuales de la derecha, particularmente irresponsables, como históricamente ha sucedido una y otra vez.
Que nadie dude que sea así. Va a ser así. Vienen a intentarlo. Son unos malhechores con un objetivo político claro para ellos: derrotar la Revolución Bolivariana.
Solo el pueblo organizado y con conciencia clara de los escenarios de la confrontación, puede impedirlo.
Humildemente llamo al PSUV, a los partidos de la Revolución y a las organizaciones de masas a prepararse rigurosamente. No son momentos para la ingenuidad.
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